jueves, 16 de febrero de 2012

Un Pueblo hecho de Paisajes

Érase una vez un pueblo, en donde dos poderosos terratenientes se peleaban por tener el poder de cada alma que en ese lugar habitaba. A aquel pueblo, por ponerle un nombre al azar, lo llamaremos Eduador, a uno de los terratenientes nos referiremos, también al azar, como “Universindo”, y al otro, tomando en cuenta los chismes y habladurías de su opositor, le diremos “Dictarador”.
Un día, Dictarador, a causa de la mala fama (merecida o no lo juzgará el lector) que uno de los fieles servidores de Universino le daba alrededor del pueblo, decidió acudir a un mediador, a quien, por alguna razón llamaremos Justicia Eduadoriana. Justicia, al ver lo que pasaba, y cansada de una pelea que por mucho tiempo le había incomodado, decidió darle la razón a Dictarador, tomando, como prueba de una agresión, una carta que Universindo había clavado en la plaza central, firmada por su fiel empleado. Es así que Justicia dictamino, como castigo, que se le quitaran todos los bienes al atacante para entregárselos a Dictarador, desterró a su empleado, y le prohibió decir más de mil palabras al día.
Ya pasado un tiempo, y utilizada cada una de las mil palabras, Universindo no paraba de quejarse de su cruel castigo, aunque en realidad nadie contaba las palabras que él pronunciaba (suponemos que Universindo decía la verdad). Por otro lado, Dictarador, feliz del fallo a su favor, empezó a utilizar a Justicia Eduadoriana para quitarse de encima a todos aquellos que emitan rumores y juicios críticos en contra de él, tal y como lo hizo con su gran enemigo. Según Universindo, el pueblo estaba devastado por la falta de libertad que existía. Según Dictarador, la gente estaba feliz ya que no existían injusticias. Según los pobladores… ¡Bueno! no se sabe lo que dicen los pobladores, porque aún no se los ha podido escuchar, pero debemos suponer que algo deben pensar, a favor de alguno deben estar, al fin y al cabo, eso no parece ser lo importante de la historia.
Como las cosas, con tantas palabras que circulaban por la calle, hicieron que el ánimo del pueblo se tensionara, los dos terratenientes decidieron recluirse en sus grandes haciendas, pero no sin antes rodearse, cada uno, de sus amigos y colegas más cercanos. Así que ahora la pugna por demostrar quién realmente tiene la razón recaía sobre los defensores de aquellos poderosos personajes. Universindo había contratado, a la mitad del juicio, a un hombre vivaz y manipulador llamado Justoen Campaña. Dictarador, en cambio, contrató a un joven, inteligente y que tenía una peculiar afición por la ironía, a quien le decían Imprenta Veraz. Entre papeles, leyes, juicios, leyes de otros pueblos, ejemplos de otros continentes, sentimientos encontrados, campañas políticas, manipulación masiva, lindas expresiones, malas ideas, contradicciones, salidas de temas, alusiones personales, entre esto y varias cosas más, se hablaron muchas cosas, se dijeron pocas, y de lo poco que se dijo casi nada se les entendió. La confusión llegó a tal punto que las personas ya no escuchaban, habían sido hábilmente manipuladas para solo oír sin pensar. Incluso, tal fue lo raro de este fenómeno, que en otros pueblos le decían el fenómeno del Circo de Eduador: en donde las focas gritan y aplauden a la orden de dos payasos.
Al final, gracias a tantas pruebas, discusiones, y puntos de vista, el pueblo se quedó callado. No, En realidad el pueblo no se quedó callado, si los pensamos bien, el pueblo nunca habló, ¿será que también a ellos se les prohibió decir más de mil palabras? Pues las estarán guardando, o ¿será que los terratenientes, y sus representantes, gritan tan fuerte que no se puede escuchar más que su ira inundando todo el lugar? La verdad es que, pase lo que pase, Universindo y Dictarador, siguen siendo los dueños del pueblo, y si han hecho algo por mejorarlo, en este tiempo, no se ha notado.
Si preguntas por Eduador en otros lugares te seguirán diciendo como referencia: “creo que tiene lindo paisajes”.

sábado, 10 de diciembre de 2011

SiDueléctreMalí

La última vez que se miró fue en el momento que le escupió soledad al abismo. También fue la última vez que pudo escuchar el susurro del silencio de las babosas alas, aquellas insertadas en las espaldas de los caracoles voladores que escapaban del fondo, como intuyendo el final de aquel sueño. El último que recordaría.
Al abrir los ojos estaba en la silla, y antes de poder saber si en realidad había despertado, un impulso eléctrico en su columna lo volvió a dormir.
Los malditos caracoles regresaron al abismo. Ahora él mismo era un caracol atraído por la oscuridad, en medio de un fuerte silencio. El sueño y la realidad habían terminado, solo existía el hoyo que todo lo mira. Solos quedaba el barranco de luz.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Pagliacci Sonato

Caminó, caminó y caminó.
Cuando llegó al otro lado de la frontera ya no tenía color, ni siquiera blanco o negro. Solo le quedaban un par de zapatos viejos, aquellos que un niño manchó, por accidente, de helado de limón. No era él sino su mundo, no era un payaso luchando contra la melancolía, sino un país gris que se burlaba del otro lado, donde él reía. Es así como mueren los arlequines, en un cuadro de carboncillo, en una ventana sucia, en un camino descolorido. Adiós Sonato, una voz tenue dijo, mientras Pagliacci, sin despegar los ojos de sus grandes zapatos, se quedó parado en aquel día frío.
Abrió los ojos, el camino aún no había terminado. A pesar de la lluvia su rostro continuaba pintado. No le quedaba más que seguir caminando.

lunes, 31 de octubre de 2011

Irremediada Ilusión

Eran dos hermanos, hombro a hombro, acostados, mirando el fuerte fulgor de las estrellas.
Inesperadamente, el menor, rompiendo el frío susurro del viento, pregunta:
-¿Recuerdas aquel día en el que la ilusión se hizo realidad?
A lo que el otro responde:
-No
Desconcertado, el chiquillo, lo observa un momento.
- ¿Por qué no?
Sin mirada alguna, adulando al silencio, aquella voz familiar dice ronca y lentamente:
- ¡Porque tú aún estas soñando!...
Sin notarlo, el muchacho despierta, mira con detalle su alrededor, el reflejo de las velas sobre el negro ataud, similar al cielo nocturno, las lagrimas que cáen sobre el suelo como gotas de lluvia, los apretones de mano, que remontan a nogocios pactados. Se da cuenta que continúa encerrado. Se da cuenta que está en la realidad. Se da cuenta que él sabe, y está seguro, de la existencia de su hermano.

domingo, 2 de octubre de 2011

Conjuro: ¿Quién eres?

Hola. ¿Cómo vas? Te hallé hace poco. Te he visto por minutos y mis ojos no pueden recordar otro rostro.
Hola ¿Qué sientes? Ayer te lo pregunte sin palabras. Pero ahora recuerdo que sin ellas tú no me hablas
Hola ¿Qué haces? Hoy te olvidé. Es que descubrí que para a encontrarte nuevamente necesito perderte eternamente.
Adiós. ¿Estarás bien? Mañana te buscaré. Me tropiece contigo o tu conmigo, estaremos recorriendo el mundo, en este camino.

Relatividad

A veces debemos ser marionetas de nuestro propio presente, aunque eso nos recuerde, en el futuro, que no siempre fuimos libres, en el pasado, antes de la inminente muerte.

Conversación

Y empezaré a besar tus pies en busca de tu boca,
no pararé hasta encontrarle,
ten cuidado, en el camino,
mis labios pueden desviarse,
a ese lugar equivocado, uno que mas me provoca.